Qué hacer con las cenizas humanas en Chile
- Jessica Fernaldt
- 31 oct
- 3 Min. de lectura
La cremación se ha vuelto una práctica cada vez más frecuente en Chile. Tras ese acto simbólico y profundo surge una pregunta cargada de sentido: ¿qué hacer con las cenizas humanas? No siempre hay claridad sobre las opciones legales, ecológicas y emocionales disponibles, y cada elección refleja una forma de entender la vida, la muerte y el vínculo con la Tierra.
Opciones tradicionales
En Chile, muchas familias optan por conservar las urnas en cementerios o columbarios, lugares donde se puede visitar el recuerdo físico del ser querido. También existen nichos familiares o religiosos donde las cenizas se depositan de forma permanente, siguiendo rituales más convencionales.
Otra posibilidad es mantener las cenizas en el hogar, en urnas decorativas o reliquias personales. Esta práctica es legal, aunque se recomienda resguardar el recipiente y evitar manipular el contenido sin medidas adecuadas.
Cenizas y naturaleza
Cada vez más personas buscan rituales ecológicos o simbólicos, donde las cenizas se integran a la naturaleza. Entre las opciones más conocidas están el esparcimiento en el mar, montañas o bosques, siempre con respeto y fuera de zonas protegidas o fuentes de agua potable.
En algunos países, existen programas de “árboles conmemorativos” o cápsulas biodegradables que integran las cenizas al suelo. En Chile, esta tendencia está creciendo, pero es importante recordar que las cenizas humanas no son tierra fértil: contienen sales y metales que pueden afectar la composición del suelo. Por eso, la integración debe hacerse con cuidado, sin alterar ecosistemas frágiles.
Un modelo de conservación: el Bosque de Cenizas
En la Región de Los Lagos, en la Reserva del Río Chepu (Chiloé), surge una alternativa distinta: el Bosque de Cenizas, impulsado por la Fundación Memento Mori.Allí, las cenizas no se esparcen directamente ni se mezclan con la tierra, sino que se depositan en urnas diseñadas para liberarse lentamente en el entorno húmedo y lluvioso del bosque, sin modificar su equilibrio ecológico. Este gesto busca honrar la memoria sin intervenir el ciclo natural, uniendo la despedida con la conservación del territorio.
El Bosque de Cenizas no es un cementerio ni un campo funerario. Es un espacio de conservación y contemplación, donde cada urna se convierte en parte del paisaje, sin dejar huella física, pero contribuyendo a una memoria viva del lugar.

Aspectos legales
En Chile no existe una ley que regule de manera estricta el destino de las cenizas, pero sí se deben cumplir normas sanitarias básicas.El Servicio Nacional de Salud permite su traslado y disposición fuera de cementerios, siempre que se cuente con la autorización de los familiares directos y que no se afecte la salud pública o el medioambiente.
Para opciones como el Bosque de Cenizas o la entrega al mar, es recomendable contar con un consentimiento formal o testamento de última voluntad, que exprese claramente el deseo del fallecido o de sus familiares.
Hacia una nueva relación con la muerte
Las cenizas humanas son materia transformada, vestigio de un cuerpo que ya cumplió su ciclo vital. Decidir su destino no es un trámite: es un acto de conciencia.Ya sea en un cementerio tradicional, en el mar o en un bosque del sur, la elección puede convertirse en una oportunidad de reconciliar la muerte con la vida, y de comprender que todo retorno —cuando se hace con respeto— puede también cuidar la tierra que nos sostuvo.




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